octubre 24, 2025

Skinimalismo: ¿por qué ahora se usa tener menos pasos en la rutina facial?

Hubo un momento en que las rutinas de belleza parecían tesis doctorales: tónicos, esencias, serums, mascarillas, ácidos, cremas de ojos, aceite facial y, por supuesto, protector solar. Todo junto. Todos los días. Y si no lo hacías, casi que estabas “descuidándote”.

Pero algo está cambiando. Las redes se llenan de posteos que muestran tocadores más vacíos, rutinas simplificadas y frases como “dejar respirar la piel” o “menos es más”. Bienvenidx al skinimalismo, una filosofía que le baja el volumen al consumo compulsivo y le sube la atención a lo esencial.

¿Qué es el skinimalismo?

No es dejar de cuidar la piel, ni una moda anti-skincare. Es una reacción frente al bombardeo de productos, promesas milagrosas y etiquetas que a veces parecen más diseño que ciencia.

El skinimalismo propone:

  • Usar menos productos, pero que realmente funcionen para vos
  • No saturar la piel con activos que compiten entre sí
  • Desarrollar una rutina simple, efectiva y sostenible

Por qué surge ahora

El bolsillo lo siente: Comprar 6 productos por mes para “probar qué tal” no es sostenible ni económico.
La piel se queja: Exceso de exfoliantes, ácidos o ingredientes mal combinados pueden provocar más daño que beneficio.
La mente también: Menos pasos = menos tiempo, menos decisiones, menos culpa por no hacer todo “perfecto”.

Cómo aplicar el skinimalismo sin volverte loca/o

  1. Conocé tu tipo de piel → No necesitás todo lo que te vende Instagram. A veces, lo mejor es ir a lo básico: limpieza + hidratación + protector solar.
  2. Evitá duplicidades → ¿Dos serums con vitamina C? ¿Tres limpiadores? No hace falta.
  3. Elegí calidad, no cantidad → Invertí en un buen producto que te sirva, en vez de muchos “más o menos”.
  4. Escuchá a tu piel, no a los reels → No todo lo que ves es aplicable a vos. Y está bien.

El skinimalismo no es una moda pasajera. Es parte de un cambio más grande: repensar cómo consumimos, qué necesitamos de verdad y cuánto nos afecta la presión de estar “en todo”.
Menos cremas. Menos culpa. Más consciencia. Y, al final del día, más equilibrio.

Fuente no disponible.

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